Había visitado Rusia en diversos momentos de mi vida; he visitado Moscú y San Petersburgo, siempre en invierno. Sin embargo, vivir el invierno en Rusia es completamente diferente. Cuando eres turista, vives con una cierta emoción que te impide sentir el frío como es. Al final, solo estarás ahí un tiempo determinado y tienes que aprovechar tu visita. Ese fue mi caso en diferentes ocasiones.
Actividad de comprensión aquí
Mi primera vez en Rusia fue en San Petersburgo en el 2017 y la temperatura era de -14 °C. Esa fue la primera vez que había estado en un clima tan frío, pero estaba en Rusia ¿qué más podría esperar?
De todas formas1, el frío no lo sentí tan intenso como me lo imaginaba. En las noches hasta salía del hotel con solo una sudadera para fumar un cigarro; en ese entonces todavía fumaba e, inesperadamente2, serían años después en San Petersburgo, y también en invierno, que tendría mi último cigarro.
Habrá sido la adrenalina del viajero, que he mencionado antes, lo que me habrá permitido estar afuera vestido tan ligero mientras fumaba. En ese viaje no pensaba en el frío que hacía. Solo estaba feliz y emocionado de estar ahí.
San Petersburgo había sido mi sueño por muchos años, probablemente desde pequeño. Aún recuerdo estar en el tercer grado de escuela en México y haber escogido yo representar a Rusia en la feria internacional del colegio, donde me puse el clásico gorro ruso, llevaba las botas de invierno clásicas, flexioné3 mis rodillas hasta estar casi sentado sobre el suelo y empecé a bailar el tradicional baile kazachok4 en el auditorio.
Difícil saber cuándo, o por qué creció en mí, desde pequeño esta fascinación por uno de los países menos apreciados en el mundo occidental. Después de todo, siempre eran “los malos” en las películas ¿no?
El clima sin duda no fue un factor en mi viaje. Aún así, estaba consciente del frío que hacía, tanto que, después de siete años, tres de los recuerdos que más tengo presentes están relacionados con el hecho5 de que era invierno en Rusia.
El primero es el frío en mis dedos cuando fumaba en las calles. Todavía recuerdo ese dolor en la punta de mis dedos, al intentar encender mi cigarro, y el constante vapor que salía de mi boca sin saber si era el humo6 del cigarro o el hecho que estábamos a -14 °C.
El segundo fue en mi primera noche cuando salí a comprar un encendedor7 a medianoche. Si no has hecho del cigarro tu hábito, tal vez no entiendas por qué alguien daría prioridad a salir a comprar un encendedor entre la nieve, en plena noche y después de un vuelo de catorce horas en vez de ir a dormir.
Esa noche, mientras caminaba por la gran avenida Nevski de San Petersburgo, buscando cualquier local abierto para satisfacer mi adicción, vi a un señor ruso caminando en sandalias y pantalones cortos en la nota8 avenida mientras nevaba a la una de la mañana, como si fuera otro turista más en la Quinta Avenida de Playa del Carmen en México. Una escena que duró en mis ojos un par de segundos, en parte por mi histeria9 de encontrar un encendedor, pero sin duda, ha resultado ser una imagen difícil de olvidar.
El tercero me lleva a mis recuerdos de infancia cuando vi la nieve por primera vez en una parada de descanso en Arizona.
Soy mexicano y ver la nieve no es una cosa de todos los días, mucho menos ver la cantidad de nieve que había en Rusia en enero. Mis ojos estaban fascinados por el frío que solo en películas podía apreciar, edificios con estalactitas10 de hielo que me hacían caminar lo más lejos posible de las fachadas11 y la nieve que cubría los parques.
Fue en un parque que por segunda vez en mi vida tomé nieve en mis manos y fue también la última vez lo hice sin guantes.
En el 2019 regresé a Rusia, ahora a Moscú.
Ahí estaba yo en la capital rusa y de nuevo en invierno. Esta vez apenas iniciaban los días de frío verdadero y podía apreciarse la nieve en las afueras de la ciudad o en los parques, pero no en el centro donde estaba todo aún muy limpio.
En esa ocasión la temperatura oscilaba12 entre -2 °C y -5 °C. Habrá sido la diferencia climática de la zona, o tal vez perdí mi adrenalina de viajero, o solo estaba en otro momento de mi vida, pero el frío que sentí en Moscú no se compara con el de San Petersburgo.
De ese viaje tengo muchos recuerdos, sin embargo, uno que todavía puedo sentir ahora es la pérdida13 de sensibilidad en mis dedos al tomar fotos.
Ser turista en Moscú fue difícil. Mis días consistían en visitas a lugares de interés, tomar algunas fotos hasta que mi dedo lo permitiera y después buscar un lugar donde calentarme.
Mi segunda experiencia en Rusia no fue como lo esperaba. Moscú me abrumó14 con la temperatura, provocando que no me enamorara de la ciudad como sucedió en San Petersburgo. Un año después regresé a Moscú en otras condiciones y ahora puedo decir que no sabría cuál de las dos ciudades es más bella o me gusta más.
No cabe duda15 de que mi viaje fue condicionado por el clima, quizás por mi estado mental o tal vez fue solo la diferencia de temperatura después de vivir dos años en Vietnam.
De igual manera, habría debido disfrutar mi segunda experiencia un poco más porque después de ese diciembre de 2019 la vida cambió de un día para otro.
Cuando eres turista, vives con una cierta emoción que te impide16 sentir el frío como es. Cuando vives todo el invierno ruso, tienes una perspectiva notablemente17 diferente y completa.
Desde entonces, he vivido dos años en San Petersburgo y he aprendido a conocer el invierno de verdad, los días buenos y los días malos. El invierno en Rusia tiene diferentes fases y puedo decir que ahora me gusta la temporada del frío ruso.
En diciembre vienen la grandes nevadas y salimos de esos días grises y fríos con lluvia del final otoño. Sí, diciembre y enero pueden ser realmente fríos; por lo general las temperaturas rondan18 los -10 °C. Este año (2024), en las primeras semanas de enero, las temperaturas llegaron a estar a -30 °C y -40 °C en las afueras de San Petersburgo.
Sin embargo, diciembre y enero se caracterizan por la belleza del lugar; son dos meses de celebración, adornos característicos de las fiestas de invierno y una atmósfera19 de una verdadera blanca navidad. Además, caminar con ese aire frío, sentir cómo se congela dentro de tu nariz y que tus ojos se cierren por la misma razón tiene un encanto que no se vive todos los días.
Video de Youtube: Cómo es el invierno en Rusia
Por otro lado, febrero es el mes más largo, viva la ironía. Dos meses de frío intenso se viven bien por lo que significa diciembre y enero en Rusia, pero el tercer mes de invierno se sufre porque el verano parece lejos.
En marzo, el tiempo regresa sobre los 0 °C y a finales del mes se vive la fiesta de Maslenitsa que despierta la felicidad de todos en Rusia con la Semana de los Blini y la proximidad de la primavera.
Para los que no lo sepan, esta festividad es una de las más alegres del país. Toda la semana la gente prepara blini, una especie de crepa francesa y que rellenan con todo tipo de gustos. Mi favorito es el de caviar. El domingo final de la festividad se realiza un festival con música y actividades para todas las edades, culminando con la quema de la muñeca de paja que representa el fin del invierno.
Te puede interesar: Qué es Maslenitsa
Me gustaría decir que el invierno en ese momento ha terminado, mas la realidad tiene otra opinión. En abril sí parecen llegar indicios de días mejores pero algunas nevadas caracterizan el mes. No entres en ansias, la primavera está por llegar…
Experimentar el invierno en Rusia como un local me ha enseñado que el frío no es tan malo. He aprendido a apreciar el invierno, de hecho me gusta. Claro, debes aprender a vivir con esta temporada.
El tiempo parece terrible visto desde afuera, pero no lo es del todo; tienes que aprender los pequeños detalles del invierno: salir a caminar sin importar el frío, aprovechar los días sin viento y, como dicen los locales “no existen días malos, solo mala vestimenta”.
Te puede interesar: Invierno en San Petersburgo: Una Aventura en Rusia
Video de Youtube: Cómo es el invierno en Rusia
Actividad de Comprensión
La Fría Rusia
De todas formas: de todas maneras; igualmente; de todos modos; en cualquier caso; en todo caso.
inesperadamente: repentinamente; de manera inesperada; algo impensado.
flexionar: doblar; curvar; arquear.
el kazachok: baile tradicional ucraniano, característico por la intensidad y popularidad en las repúblicas socialistas de Euroasia
el hecho: evento; acción; cosa que sucede o pasa.
el humo: el aire gaseoso por la combustión.
el encendedor: el mechero; aparato para encender una llama, iniciar fuego portátil.
noto(a): adj. conocido(a).
la histeria: enfermedad nerviosa que se caracteriza por frecuentes cambios psíquicos y alteraciones emocionales.
la estalactita: pico que se forma en el techo por el movimiento del agua.
la fachada: parte exterior de un edificio, generalmente la parte de enfrente.
oscilar: rondar; mover de lado a lado entre algo; ejecutar movimientos como un péndulo.
la pérdida: la ausencia de algo que tenías; verbo perder.
abrumar: agobiar; ahogar; oprimir; angustiar; incomodar bastante.
no cabe duda: es indiscutible; es absolutamente cierto.
impedir: no permitir; imposibilitar algo
notablemente: muy visible; obvio.
rondar: dar vueltas alrededor de algo.
la atmósfera: ambiente.